Mitos personales
¿Qué percepción tengo de mí? ¿Me respeto, me acepto, me valoro positivamente? ¿O, por el contrario, me siento mal e incómodo conmigo mismo por no lograr aquello que siempre he querido ser?
La auto estima es la valoración y aprecio que tengo de mí mismo y puede ser negativa o positiva en función del valor que le doy a los pensamientos, sentimientos y experiencias que hemos ido acumulado a lo largo de nuestras vidas, y por lo tanto se va formando y transformando de acuerdo con nuestras vivencias. Es fundamental tener una buena auto estima porque al creer en nuestras capacidades y habilidades, nos sentimos plenos y más seguros para cumplir con esos objetivos que nos hemos propuestos, que anhelamos y deseamos para nosotros, sin estar pendientes de lo que los demás esperan de nosotros. La auto estima depende de la aceptación personal y no de lo que tenemos.
Para tener una auto estima alta debemos considerar y evaluar tres aspectos:
- El dialogo interno.
- Los mitos personales.
- El Rol Heredado
Dialogo interno: Son esas conversaciones que tengo conmigo mismo. ¿Qué palabras uso? ¿Qué términos? ¿Qué pensamientos tengo? Esos pensamientos pueden ser terroristas y nocivos o motivantes. Son terroristas cuando me subvaloro, dudo de mis capacidades, me hablo con dureza, y esto me va llevando a un estado limitante que me impide ver las posibilidades que tengo y todo aquello que puedo generar alrededor de mi para seguir creciendo como persona, como pareja, como padres, hasta llevarme a un estado de bloqueo. Por eso, todo parece estacionarse, no fluye porque mí dialogo negativo lo impide, y dejamos pasar oportunidades que nos impiden avanzar en la vida.
Al contrario, cuando tenemos un dialogo interno MOTIVANTE, pleno de pensamientos positivos Y nos quitamos los obstáculos, las cosas fluyen, avanzan, se facilitan porque estamos centrados en el presente, confío en mis capacidades y no me dejo acobardar si fracaso, no tengo miedo a intentar hacer las cosas una y otra vez y me animo a seguir adelante, sé pedir ayuda cuando la necesito, y me siento cómoda con mis principios y valores.
Por eso hay que revisar día a día cuales son esos pensamientos que nos decimos, si son potenciadores o nos están limitando.
Mito personal: Cada ser humano tiene su propia historia de vida: esa que nos contamos y nos dice quiénes somos, para donde vamos, cuáles son nuestras circunstancias, experiencias y vivencias que operan mayormente en nuestro inconsciente, y así construimos nuestro mito personal de acuerdo con esas vivencias y creencias y al lugar que ocupamos en dichas vivencias. Esto mitos al igual que los diálogos pueden ser positivos o negativos y están relacionados con los mandatos y herencias familiares, la crianza, lo que escuchamos, vivimos y aprendimos cuando éramos niños. ¿Qué hacemos con esos mitos personales? Como los interpretamos ¿Qué estoy creyendo? Cuáles son mis actitudes, como reacciono y que manifiesto ¿soy consciente de mis aptitudes?
Un buen ejercicio consiste en armar un cuento con los personajes de mi vida, sus funciones y la mía, describir esos personajes de mi entorno (colegio, familia, amigos) analizarlos y establecer como me marcaron. Revisar que le falta a mi historia, que le sobra y como puedo cambiarla. Como, cuando y donde actúo ¿En que creo? ¿Es negativo eso que creo? ¿Qué es lo que me mueve? ¿Cómo me gusta disfrutar la vida? ¿Estoy haciendo algo para mejorar mis creencias y mis valores? Este ejercicio de “actualización” de nuestros mitos personales, implica vivir de forma consciente, y esta consciencia implica a su vez mucha auto indagación, para detectar los cortos circuitos que están afectando el que yo pueda cumplir con mis objetivos. Vivir conscientemente permite alinear nuestros pensamientos con nuestros propósitos y metas, redefinir mi lista de valores y redescubrir esa persona que hay dentro de mí, ser honesto con mi vida, vivir en el presente y de acuerdo con él, en lugar de vivir en la fantasía.
Rol delegado: Es ese rol que nos pusieron nuestros padres o nuestro sistema familiar desde antes de nacer. Es de cierta forma el papel que esperan que nosotros cumplamos, el que nos asignaron. Estos roles debemos evaluarlos y para esto contamos con las referencias internas y externas. Cuando estamos en el vientre, es nuestra madre quien se ocupa de nosotros, nos provee alimento y cuidado, pero al llegar al mundo es nuestro núcleo familiar (papá, mamá, hermanos, abuelos), el que nos da alimento, protección, cuidado es decir las referencias externas, y a medida que vamos creciendo recibimos todo tipo de información, instrucciones, ejemplos de ese núcleo, y así empezamos a actuar, a tomar decisiones, a reaccionar de forma inconsciente con base en todos esos antecedentes que tenemos guardados.
Es entonces cuando debemos hacernos una serie de preguntas para establecer si estamos satisfechos con esas referencias externas y con el rol delegado:
- ¿Quién siento que soy?
- ¿A quién siento que le soy leal?
- ¿A quién no quiero defraudar?
- ¿Lo hago por mí o por los demás?
- ¿Me siento cómodo con lo que estoy haciendo?
Estas auto indagaciones son formas de poder descubrir quién somos realmente y como está nuestro mundo por dentro, que estoy pensando y uno vez aclaradas estas inquietudes, vamos a poder sacar ese ser y esa esencia que realmente somos y que hay dentro de mí; un ser lleno de talentos, de cualidades y de posibilidades, pero que necesita obrar desde su ser y no desde lo que los otros quieren que hagamos. Somos nosotros los que sentimos y nadie más lo hace por nosotros.
Auto indagarnos es el punto de partida para empezar ese cambio, que nos va a permitir recuperar la auto estima.
- 17/05/2023