Halando el hilo de nuestra infancia
Revisión de nuestra herencia emocional.
Cuando nacemos y aún en el útero de nuestra madre, llevamos la impronta de nuestros padres, y de nuestros antepasados, pero particularmente la de nuestra madre. Con ese material heredado empezamos a tejer nuestra propia historia. Todo aquello que vivimos en la infancia, bueno o malo, se va quedando en nuestro cuerpo, en nuestra memoria celular y todas esas vivencias nos configuran y son así, no las podemos cambiar porque así ocurrieron nos produzcan felicidad o tristeza. Solo las podemos aceptar, perdonar, asumir y sanar, e iniciar una etapa de reflexión y análisis de lo sucedido, revisar esas conductas, acciones y actitudes que tenemos y que no nos permiten avanzar, crecer y florecer de la singular manera que somos cada uno. Generalmente le ponemos atención y cuidado en obtener cosas materiales: un par de zapatos, una joya o talvez un carro, o bien estamos obsesionados con hacer una remodelación a nuestra casa, o un mantenimiento a la lavadora e invertimos dinero y tiempo en mantener ese objeto. Igual pasa con aspectos de nuestro cuerpo: nos tinturamos el pelo, nos arreglamos las uñas, las cejas, algunos se hacen liposucción, hacemos dieta para mantenernos esbeltos etc. ¿Qué mantenimiento periódico y diario hacemos para cultivar nuestro ser, nuestras emociones, nuestro cerebro, nuestras relaciones y la manera como habitamos el mundo?
¿Por qué hacer un mantenimiento a nuestro ser?
Hacer un ejercicio de introspección para darle “mantenimiento a nuestro SER” es fundamental si queremos seguir creciendo y transformándonos y eso consiste en halar el hilo de la memoria de nuestra infancia, recordando sabores, olores, sensaciones, situaciones para así identificar y observar nuestra historia, saber qué nos pasó cuando éramos niños y qué hicimos con ello; si sigue acechándonos, si nos hace sentir frustrados, con miedo por el presente, si sentimos que llevamos una vida mediocre y rutinaria, si no logramos relaciones estables, amorosas y de mutuo cuidado entre otras muchas cosas.
Es crear un mapa simbólico de sonidos, colores, imágenes, que han hecho parte de esa infancia y que nos ayuda a comprender los que hacemos, pensamos y sentimos con nosotros mismos y hacia los demás.
Una forma práctica de hacer una introspección, es realizando una actividad llamada ECAP.
E Energizar.
C Claridad.
A Activo.
P Positivo.
ENERGIZAR: Con la ayuda de un vaso con agua iniciamos el ECAP. Tomamos un sorbo de agua, retenemos unos segundos, olemos el agua, la saboreamos y repetimos despacio otras dos veces con el fin de energizarnos.
CLARIDAD: Mediante los dedos medio y anular de las dos manos, las cruzamos sobre el pecho y buscamos una cavidad o hueco debajo de la clavícula y oprimimos suavemente ese espacio y realizamos respiraciones conscientes, tomando aire lentamente y soltando también lentamente, y así conectamos con nuestro presente. Repetimos tres veces, siempre oprimiendo esos espacios debajo de la clavícula que nos energiza y nos conectan con nuestro presente y nos da claridad
ACTIVO: Luego nos ponemos de pie y derechos. En esa posición empezamos a cruzar la mano derecha sobre la rodilla izquierda al tiempo que la levantamos y luego el brazo izquierdo y levantamos la rodilla izquierda sincronizadamente y hacemos 5 repeticiones por cada lado. Al finalizar hacemos tres respiraciones profundas.
POSITIVIDAD: Estando de pie cruzamos el pie derecho sobre el izquierdo, y el brazo izquierdo sobre el derecho y con la columna recta. En esa posición nos inclinamos hasta bajar la cabeza sobre las rodillas. Inspiramos al bajar y expiramos al subir. Repetimos 5 veces.
Luego cambiamos de lado: Pie izquierda sobre derecho y brazo derecho sobre sobre izquierdo y bajamos nuestra cabeza hacia las rodillas despacio, controlando la respiración.
Una vez finalizado el ejercicio, volvemos a la posición normal y nos estiramos por varios segundos, respirando tranquilamente. Observamos nuestras sensaciones y tratamos de compararlas por ejemplo con un ave. Un ave representa libertad, agilidad, energía, felicidad.
Luego, ubicamos un sitio cómodo y especial para nosotros y escogemos la lectura de un cuento fantástico que nos haya producido mucha felicidad y risa cuando éramos pequeños.
Realizamos la lectura en voz alta, haciendo las voces de los personajes, sintiendo y viviendo cada palabra, hasta sentir que nos liberamos, y que nos relajamos. En pocas palabras jugamos a ser niños otra vez, a fantasear, y usar nuestra creatividad con el poder mágico de las palabras leídas en voz alta.
A continuación, tomamos una hoja y escribimos todo lo que recordamos con la lectura del cuento: Imágenes, sonidos, texturas, recuerdos antiguos que de pronto nos hayan hecho llorar, sensaciones y vivencias. Reflexionamos sobre esas relaciones de nuestra niñez con nuestros padres y hermanos, como eran esos momentos; bonitos, alegres, fríos o tibios, llorábamos, o estábamos estresados. Que nos hacía vibrar, cantar, gritar. La idea es sacar todo eso que guardamos en la mente, lo divino, lo humano, lo que no nos deja avanzar en la vida, no guardarse los dolores y las frustraciones, y buscar las cosas positivas, empoderarnos para seguir adelante y como en la canción de Mercedes Sosa, “hay que sacar todo afuera como en la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera”.
Sacar nuestro niño interior
Al validar todas esas emociones y revisar sí en nuestra infancia nos impusieron muchas prohibiciones, muchos “NO”, podremos determinar si todos esos límites, han hecho que nuestro niño interior permanezca dormido y a la espera de sacarlo en nuestra edad adulta para así vivir una segunda infancia, pero desde la madurez.
Debemos comprometernos con nosotros mismos a cuidar ese niño interior, a respetarlo y amarlo, acción que comienza por empezar a aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, identificando nuestras necesidades y sentimientos y dejando a un lado los hábitos de adulto que nos llevan a negar nuestros sentimientos. Debemos realizar lo que SI deseamos. Sintiéndonos más libres y fuertes con cada dificultad resuelta. Sentirnos amados y respetados para lograr las fuerzas para salir adelante.
Como ser humano debo cuidarme para poder cuidar a otro. Reiniciar cada día con la posibilidad de ser la mejor versión de mí mismo.
- 17/05/2023